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Origen de los nombres de los planetas del Sistema Solar

Es probable que te hayas preguntado alguna vez por qué los planetas tienen el nombre que tienen. El Sistema Solar es algo que se estudia desde que somos bien pequeños, pero el origen de los nombres que lo forman no es algo que se aborde a menudo, por lo que es normal sentir curiosidad con respecto a qué o quién les dio nombre a estos cuerpos celestes.

La mitología tanto griega como romana siempre me ha llamado la atención. La ingente cantidad de dioses, y las múltiples funciones que estos tenían, me parecía muy interesante, y me pareció curioso que los nombres de los planetas coincidiesen con los nombres de los dioses romanos. De hecho, recuerdo que, de primeras, pensé que estos dioses habían sido nombrados en honor a los planetas, pero más adelante me di cuenta de que había sido al revés. Si te interesa la mitología tanto como a mí, no te habrá costado ver que las deidades griegas y romanas tenían muchas similitudes entre sí. Eso es porque, durante la época de la Grecia romana, los romanos se adueñaron de los dioses de los griegos, pero les cambiaron el nombre, “romanizándolos”. Así, el dios griego más importante, Zeus, se renombró como Júpiter, y muchos le siguieron: Poseidón se convirtió en Neptuno, Ares en Marte, Hades en Plutón, Afrodita en Venus… ¿te suenan?

No me cabe duda de que estás al tanto de, como mínimo, algunos de los dioses más conocidos de la cuna de nuestra civilización. ¿Quieres saber por qué los planetas se llaman como algunos de ellos? ¿Y cómo se escriben los que desconoces? Lo primero voy a explicártelo yo. Lo segundo lo puedes averiguar en ComoSeEscribe.net, ya que estas mitologías son increíblemente amplias y algunos nombres son más enrevesados, por lo que tal vez te costará pillarles el truco. De momento, voy a centrarme únicamente en los dioses que dieron nombre a nuestros planetas.

Explicación de los nombres de los planetas del Sistema Solar

La mitología griega es increíblemente rica, y, por ende, también lo es la mitología romana. Al ser politeístas, contaban con un abanico muy amplio de deidades, desde las más poderosas, como Zeus, hasta las más curiosas, como Dionisos, el dios del vino. Evidentemente, existían ciertas categorías, y aunque todos eran dioses no todos tenían la misma importancia. Es por eso por lo que los planetas están nombrados bajo los nombres de algunas de los dioses más trascendentes, aunque no es ese el único motivo. Observaron ciertas similitudes metafóricas entre los planetas y las deidades a las que veneraban, y en base a ello bautizaron los planetas.

Mercurio. Mercurio es el planeta que tarda menos tiempo en dar la vuelta alrededor del sol. En base a ello, lo consideraron como el planeta más rápido, y lo nombraron Mercurio porque es el dios mensajero en la mitología romana. En la griega, este dios se conoce como Hermes, y está caracterizado por llevar unas sandalias aladas que le permitía volar con mucha velocidad para poder entregar el mensaje, de ahí la semejanza.

Venus. Venus es la diosa del amor, conocida en griego como Afrodita. Representa no solo el romanticismo, sino también la seducción, la sensualidad y la vanidad. Este planeta se bautizó con el nombre de esta diosa porque es el planeta que mejor se ve desde la Tierra, haciendo referencia a que era el que más ganas tenía de mostrarse, como Venus.

Tierra. Rara vez nos paramos a pensar en que el origen del nombre de nuestro planeta también radica en la mitología, ya que damos por sentado que lo llamamos Tierra por la tierra en la que vivimos, pero nada más lejos de la realidad. Los griegos llamaban a nuestro planeta Gea o Gaia, y los romanos, de nuevo, romanizaron el nombre y lo tradujeron por Terra.

Marte. El conocido planeta rojo adquirió el nombre del que fuera el dios de la guerra, Ares en griego. El brillante color rojo parecía representar el fuego, muy asociado al concepto de batalla.

Júpiter. El planeta más grande del Sistema Solar solo podía ser bautizado con el nombre del dios más grande de la mitología romana. Júpiter, y también Zeus en la cultura griega, era considerado el dios de dioses, y era el más importante de todos ellos.

Saturno. Saturno respondía al nombre de Cronos en griego, y era el padre de Zeus. En este caso, al planeta de los anillos se le bautizó con este nombre porque Saturno era también considerado el dios de la agricultura y del tiempo, y el período de observación de este planeta es el más largo de todos. Precisamente por su relación con el tiempo, lo nombraron Saturno.

Urano. Este nombre, por primera vez, no responde a los nombres romanizados de las deidades, sino que se lo puso un astrónomo tras ser descubierto mucho más tarde que los demás. Urano era un titán griego, creador del cielo, y se decidió bautizarlo de esta manera precisamente por seguir con la tradición de nombrar a los planetas como deidades mitológicas.

Neptuno. Otro planeta que se descubrió con cierta tardanza, ya que hasta la fecha se había pensado que se trataba de una mera estrella. El nombre de Neptuno también viene dado por querer continuar con la tradición de nombrar planetas con dioses, y esta vez optaron por Neptuno, cuya comparativa griega es Poseidón, dios del mar.

Plutón. Plutón es el planeta que más tiempo tardó en descubrirse, y de hecho ya no figura como planeta del Sistema Solar debido a su tamaño. No obstante, cuando se descubrió, se propusieron distintos nombres siguiendo el mismo hilo de pensamiento, hasta que optaron por la propuesta de una niña británica, que sugirió Plutón. Plutón era el dios del inframundo en la cultura romana, y lo encontraron apropiado por la cantidad de tiempo que habían tardado en descubrirlo.

Es muy interesante observar el origen de algo que tenemos tan asimilado como los planetas del Sistema Solar, y es aún más interesante darse cuenta de que estos están intrínsecamente ligados al origen de nuestra civilización.

 
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